Si eres un comedor emocional, diferentes situaciones desencadenan emociones que te envían corriendo al refrigerador (o la tienda de donas) aunque no tengas mucha hambre. O hacer que coma en exceso a pesar de que ya ha tenido suficiente. Algunas de esas situaciones, las relaciones familiares, por ejemplo, pueden conducir a un atracón total. No puede evitar los sentimientos de la misma manera que puede evitar ir a un restaurante de comida rápida o comprar dulces en el cine. El manejo de los desencadenantes emocionales de la comida comienza con la identificación de patrones de alimentación emocional y el aprendizaje de afrontar los sentimientos de maneras más saludables y no relacionadas con la comida, por su cuenta o con la ayuda de familiares, amigos o un consejero profesional.